Las toallas no pueden higienizarse de cualquier manera, ya que cuando las lavamos de forma incorrecta aparecen los problemas. Cuando se lavan con agua caliente se encojen y se deforman, si aplicamos mucho suavizante la tela se arruina y se forman “pelotitas” porque la misma se desprende. También el exceso de detergente hace que la tela nunca pueda secarse por completo, quedando húmeda y generando malos olores.
Cuando lavamos una toalla por primera vez debemos seguir algunos pasos que nos ayudarán a que su vida útil perdure un poco más. Antes de usar una toalla recién comprada, debemos dejarla en remojo e agua fría con un puñado de sal y media taza de vinagre blanco, no más de dos horas. Luego procederemos a lavarlas tradicionalmente en la lavadora pero sin utilizar suavizante. Esto debemos repetirlo durante los tres primeros lavados, luego podremos hacerlo de la manera habitual.